viernes, 12 de octubre de 2012

¿Qué es el dolor?

 
 
Uno de los temas que me apasionan, desde que Cristina Cimarras el año pasado nos recomendara el libro Explain Pain, de David Butler y Lorimer Moseley, es el dolor. Durante el año pasado tuve varias ocasiones de leer sobre este tema (de manera directa o indirecta), por ejemplo, en el trabajo de psicosociales que teniamos que hacer una “especie” de revisión sistemática, y pongo “especie” entre comillas, ya que todavía no entiendo de que iba el trabajo, pues bien yo decidí hacerlo sobre el dolor y sus componentes emocionales y cómo estos influyen en el dolor de los pacientes. Como estos componentes emocionales (negativos o positivos), contribuyen en la actitud que toma el paciente frente a la enfermedad y a la sensacion de dolor. Después, como a veces la suerte llama a nuestra puerta, en el trabajo grupal de Bases, al grupo nos asignaron un artículo sobre el dolor o mejor sobre el sufrimiento de los pacientes que padecen dolor: Suffering: the contributions of persistent pain. Es mejor invertir nuestro tiempo en algo que nos gusta y ademas aprendiendo!!!, o no?.

Así que bajo estas circunstancias tenía muchas ganas de tener la clase de Victor Domenech, sobre el Dolor, de la cual me surgieron muchas dudas y por lo tanto otra incensante búsqueda de información al respecto, cuyo final será como siempre, otra inmensa cantidad de dudas. Pero esto es lo que me lleva a continuar leyendo y buscando.

Una premisa que debemos tener en cuenta es que ¡¡¡NADIE QUIERE TENER DOLOR!!!

Nada más notarlo, ya estás pensando en librarte de él. Es comprensible, ya que el dolor es desagradable. Pero precisamente el hecho de que sea desagradable es lo que hace que el dolor sea algo tan efectivo y tan esencial en la vida. El dolor protege, te avisa de que estás en peligro, frecuentemente antes de que te lesiones o de que lo hagas gravemente. El dolor hace que te muevas de manera diferente, que pienses y te comportes de forma distinta, lo que también es vittal para la curación. El dolor es normalmente algo realmente inteligente.

A veces el sistema del dolor parece que se comporta de forma extraña, por ejemplo, puedes clavarte un clavo en el dedo y no darte cuenta de ello hasta que ves la sangre en la zona lesionada. Otras veces, sin embargo, el sistema del dolor falla – algunos tipos de cánceres malignos no son dolorosos, por esta razón pueden desarrolllarse sin ser detectados hasta convertirse en algo realmente serie.

Creemos que todas las experiencias de dolor son normales y que son una respuesta excelente, aunque desagradable, frente a aquello que el cerebro juzga como una situación en peligro. Pensamos que, aunque exista algún problema en tus articulaciones, músculos, ligamentos, nervios, sistema inmune o en cualquier otro sitio, no tendrás dolor a no ser que tu cerebro piense que estás en peligro.

Exactamente de la misma manera que, aunque no exista en abosluto ningún problema en tus tejidos corporales, nervios o sistema inmene, sentirás dolor si tu cerebro piensa que estás en peligro.

¡¡¡Esto es así de simple y de díficil al mismo tiempo!!!

Hay muchos mitos, malentendidos y miedos innecesarios en relación con el dolor. La mayoría de la gente, incluidos muchos profesionales de la salud no tienen una concepción actualizada del dolor. Intentaremos no aumentar la tasa de esta lista, entender el dolor, nos ayuda a enfrentarnos a él con eficacia. Existen dos aspectos importantes con respecto a explicar el dolor: la fisiología del dolor puede ser fácilmente entendida y comprenderla puede cambiar el modo de pensar sobre él, reduce su significado amenazante y ayuda a su tratamiento.
El dolor de un esgince, el dolor postural, son simplemente dolores cotidianos que pueden relacionarse fácilmenete con cabios en los tejidos. el cerebro saca la conclusión de que los tejidos están en peligro y que es necesario hacer algo, que incluya conductas para ayudar a su curación. Una ventaja adicional es que recordar, el dolor te protegerá de caer dos veces en el mismo error. 
Todos sabemos que el dolor puede ser una experiencia más completa. La palabra “dolor” también se usa en relación al duelo, a la soledad y a la sensación de que nadie te entiende.
¿Qué pasa con el dolor, cuando una pareja nos deja? este dolor cargado de emociones nos ayuda a tener una visión más global para poder comprender el dolor.

Todo dolor, de hecho ¿toda experiencia de dolor, incluye muchos pensamientos y componentes emocionales!!!
Necesitamos el cerebro para realmente entender el dolor, especilamente aquel dolor que persiste, se expande o es impredecible. Necesitamos el cerebro para que nos ayude a entender por qué las emociones, pensamientos, creencias y conductas son importantes en el dolor.

Si en este preciso instante tienes dolor, entonces no estás solo. De hecho, a cualquier hora del día o de la noche, alrededor de un 20% de la población muncial tiene un dolor que persiste más de 3 meses
Cuando el dolor persiste y tú sientes que está arruinando tú vida, es difícil imaginar que pueda servir de algo útil. Pero incluso cuando el dolor es crónico y horrible, duele porque el cerebro, de alguna manera, ha llegado a la conclusión, por una u otra razón, normalmente de una forma insconsciente, de que estás amenazado y en peligro. La clave es describir por qué el cerebro a llegado a esta conclusión.

Todos conocemos por distintos relatos distinta historias increibles sobre el dolor, la intensidad de dolor que experimentamos no está relacionada directamente con la cantidad de daño que ha sufrido el tejido. Existen historias de los tiempos de la guerra, seleccionaremos a un veterano de la segunda guerra mundial al que le han hecho rutinariamente radiografías de tórax. Las radiografías, muestra que una bala ha estado alojada en su cuello durante 60 años sin que él lo supiera. Muchas historias hablan de soldados que durante la guerra sufrieron una leve lesión grave, incluso perdieron totalmente un miembro y que aún así refirieron poco o ningún dolor. Comentan que no sintieron dolor, que fue como un golpe un puñetazo.
 
Sin embargo, en algunas situaciones la proporción entre la gravedad de la lesión y la intensidad del dolor, se da también a la inversa ¿qué pasa cuando uno se hace un corte con una hoja de papel? La herida no es profunda, la lesión es pequeña  pero, Joer!!! cómo duele!. Parece increíble que algo así pueda dolor tanto.

El dolor lumbar y el de cabeza son los dolores más comunes en el ser humano. En el dolor lumbar, la investigación ha mostrado que la cantidad de daño en el disco y en el sistema nervioso raramente se relaciona con la intensidad de dolor percibida por el paciente. De hecho, muchos de nosotros tenemos protusiones discales e incluso nervios comprimidos que parecen muy graves cuando se detectan, y sin embargo puede no haberse experimentado previamente síntoma alguno.

Esto puede parecer un poco inquietante, pero realmente debería traquilizarnos. Muchos de los cambios en los tejidos son simplemente una consecuencia normal del hecho de estar vivo y no tienen por qué doler. Y lo que es más importante, estos cambios no deben necesariamente impedir a nadie llevar una vida funcional y activa. Es muy probable que cualquier radiografía de la columna de un anciano muestre alteraciones que podrían ser descritas como artrósicas o degenerativas, como puede ver en el yogui. Sin embargo siguen funcionando perfectamente bien.

Los cambios en los tejidos son simplemente una consecuencia normal del hecho de estar vivo y no tienen por qué dolor

En resumen, si no hay dolor, significa que tu cerebro no interpreta estos cambios en los tejidos como una amenaza, es el cerebro el que decide si algo duele o no el 100% de las veces, SIN EXCEPCION!!!
Una cosa que tenemos que tener siempre en cuenta es que el dolor tiene siempre asociado un contexto y a esto me refiero, por ejemplo, una pequeña lesión del dedo índice provocará más dolor en un violinista profesional que en un bailarín profesional. Esto pasa porque una lesión en el dedo representa una amenaza mayor para el violinista.
El dolor emocional y el dolor físico, son términos que se usan con frecuencia. A pesar de que mucha gente quiere diferenciar estos dolores, el dolor de la lesión del tejido y la angustia se procesan en el cerebro probablemente de una forma bastante similar. Algunas experiencias de dolor implican lesión importante o enfermedad de los tejidos, pero siempre existirá un contexto emocional que variará de una situación a otra.
Por lo tanto se puede considerar que la falta de conocimientos y de compresión de lo que está sucediendo, de que es lo que te está pasando, de cuál es la causa de ese dolor insoportable, actúa negativamente y crea sus propios estímulos y amplifica el miedo, por lo tanto es un amplificador del dolor.
También sucede a la inversa. Se sabe desde hace ya muchos años que cuanta más información tiene un paciente sobre una investigación quirúrgica y conoce incluso que el dolor post-operatorio es bastante normal, más se reduce la cantidad de analgésicos requeridos tras la cirugía.

Sobre esto podemos actuar, y debemos actuar, Víctor hizo hincapié en ello, se debe evitar vamos a llamarlo “stress” del paciente al dolor y al motivo del mismo, informando, explicando, educando, en el significado del dolor, en las fases del mismo y como es normal que evolucione.

Existen varias características, edad, genero, cultura, relacionados con el dolor, comenzamos atribuyendo significado al dolor desde una edad muy temprana ¿os habéis fijado que cuando los niños se hacen daño, con frecuencia miran a sus padres antes de chillar de dolor? Los padres pueden “informar” a sus hijos del significado del estímulo sensorial que éstos sienten,  (los profesionales de la salud también deben informar a los pacientes del significado de los estímulos sensoriales).
Diseminados por todo el cuerpo hay millones de sensores, que pueden ser comparados a reporteros que están constantemente inspeccionando áreas del mismo para detectar algún tipo de actividad. Estos sensores se encuentran en las paredes y en las terminaciones de las neuronas y tienen la capacidad de transportar información hasta la médula espinal.
Los sensores pueden estar bastante especializados. Algunos pueden reaccionar a fuerzas mecánicas, como un pinchazo o presión. Otros reaccionara a cambios en la temperatura (T), tanto calor como frío. Otros reaccionan a la presenciada cambios químicos, tanto de fuera del cuerpo (ortigas, alérgenos), como de interior del cuerpo (sustancias químicas liberadas por las células o transportadas por los fluidos corporales ej/ acido láctico. 
Cuando los sensores reaccionan a un estímulo, como un ácido o un pellizco se abren de forma que partículas cargadas positivamente del exterior de la neurona entran rápidamente en ella. Esto desencadena un impulso eléctrico en la neurona.
La médula espinal recibe la información “aumento de temperatura en mi área”, o “aumento de acidez en mi área” o “peligro en mi área”, pero las complejas sensaciones de las que somos conscientes, como corte, desgarro son generadas por la construcción que hace el cerebro de los acontecimientos y están basadas en su evaluación de toda la información disponible y no sólo de los mensajes de peligro.
El mensaje que se envía a lo largo del nervio hasta que alcanza la médula espinal sólo dice “peligro”. No dice “dolor”. De algún modo, la médula espinal y el cerebro tienen que percibir y analizar estos estímulos y crear experiencias significativas que pueden o no implicar dolor.

El cerebro se enfrenta al desafío de construir una historia lo más racional posible, basándose para ello en todas las informaciones que están llegando simultáneamente. El cerebro “evalúa el mundo” y responde haciendo muchas cosas, como la de darte una percepción de lo que está sucediendo. El dolor puede considerarse como una parte de la respuesta generada por el cerebro a la información que le llega.
En los últimos diez años, la tecnología ha permitido que los científicos fotografíen lo que acontece en el cerebro cuando la gente experimenta cosas como el dolor.

Una de las cosas más importantes que hemos aprendido es que en una experiencia de dolor están implicadas simultáneamente muchas partes del cerebro. Aunque puede verse patrones semejantes, las partes exactas y la cantidad de actividad varían de un sujeto a otro e incluso en situaciones idénticas, en un mismo sujeto. Cada experiencia de dolor es única.
Los mensajes del cerebro no finalizan en el mismo. En un sistema dinámico lo que entra debe salir de alguna forma. Como parte de la capacidad del cerebro para evaluar el mundo, este hace sus propios juicios de valor, tanto de los estímulos de entrada como de las respuestas. Cuando tienes frío, tu cerebro y tu cuerpo pueden reaccionar de muchas maneras. Cuando estás en peligro, el cerebro pide ayuda a muchos sistemas para librarte del problema. Estos sistemas están trabajando todo el tiempo. Los ejemplos más obvios son: el sistema muscular, que te permite escapar, entablillar una parte lesionada, esconderte o huir; y el sistema nervioso simpático, que controla la sudoración y la distribución de la sangre.
Otros sistemas, como el inmune y el endocrino trabajan silenciosamente pero con diligencia.  Conjuntamente todos estos sistemas ayudan a crear la experiencia del dolor, o la experiencia del movimiento o la experiencia del estrés. Todos estos sistemas pueden ayudarte a librarte del problema.
En una situación de amenaza y especialmente durante el dolor, estos sistemas realmente trabajan duro para nosotros. Hacen lo mejor que pueden por cortos periodos de tiempo. Durante el dolor, la actividad de estos sistemas es como un corredor de velocidad que realiza un alto nivel de actividad por un breve periodo de tiempo. Sin embargo, si tienes dolor durante mucho tiempo, la actividad de estos sistemas empieza a causar otros problemas; no se puede actuar como velocistas en una maratón.
Sabemos que el dolor persiste en muchos casos, aunque la lesión inicial haya tenido tiempo suficiente para curarse.
En estas situaciones, el cerebro concluye que la amenaza persiste y que necesitas toda la protección que puedas conseguir. Existen muchas explicaciones. Muchas de ellas implican cambios en el propio funcionamiento del sistema de alarma. Pueden existir cambios en la periferia, en la médula espinal o en el cerebro.

Cuando los impulsos provenientes de tejidos inflamados, cicatrizados, débiles o ácidos siguen llegando a la sinapsis del asta dorsal o cuando las neuronas del cerebro liberan sustancias químicas excitatorias, la neurona de la médula espinal se adapta para hacer frente a esta demanda y lo hace siendo más eficiente enviando mensajes de peligro hacia el cerebro. Esta adaptación se inicia en cuestión de segundos nada más aumentar la demanda. A corto plazo, la neurona mensajera de peligro aumenta su sensibilidad a las sustancias químicas excitatorias que le llegan. Esto significa que las cosas que antes dolían, ahora duelen más. Esto fenómeno se denomina HIPERALGESIA. También significa que las cosas que antes no dolían ahora duelen. Esto se denomina ALODINIA
Los sensores cambian de funcionamiento, de forma que cada vez que se abren se mantienen abiertos más tiempo lo que permite que más partículas cargadas positivamente entren en la neurona mensajera de peligro. Finalmente, la neurona mensajera en peligro, aumenta la producción de sensores especialmente en sustancias químicas excitadoras, incluyendo sensores que normalmente están “dormidos” hasta que se les necesita. Es como si colocara una memoria de peligro en las mismas células. Todos estos fenómenos modifican la sensibilidad de la neurona mensajera de peligro.  
El aumento de la sensibilidad en el sistema de alarma es, casi siempre, la característica fundamental del dolor persistente. Recuerda que el dolor es normal, pero los procesos que suyacen están alterados.
Gracias a la investigación científica, ahora somos conscientes de que los procesos mentales son tan potentes que pueden perpetuar una situación de dolor. Nosotros los llamáremos los Lorimer y Butler, los denominan los “virus del pensamiento”. Algunos de los más potentes virus del pensamiento, que son conocidos por su capacidad de provocar y amplificar la experiencia del dolor. Todos los virus del pensamiento son comunes en personas que sufren un dolor persistente y que no conocen la fisiología del dolor. Esos pensamientos, frecuentemente son suficientes como para llevarse directamente al precipicio.
Estos pensamientos pueden ser: tengo un dolor, por tanto, algo malo le debe estar pasando a mi cuerpo. Voy a quedarme en casa, no voy a salir ni a hacer nada, voy aislarme de todo. A pesar que su impresionante aparato de TAC, no me encuentran nada, debe ser algo bastante grave. Si podemos mandar a alguien a la luna ¿por qué nadie puede solucionarme este dolor?. Tengo tanto miedo del dolor y de volverme a lesionar la espalda que no voy a hacer nada. No voy a hacer nada hasta que se vaya el dolor.

Podemos decir que existe un nuevo paradigma de contribución al tratamiento del dolor, es importante saber y aprender más sobre cómo funciona el dolor y que factores deben de tener en cuenta con el fin de poder "coger las riendas" y actuar de forma activa en la mejora y la recuperación de los pacientes.

Uno de los blog de referencia (en español), es el blog del Doctor Arturo Goicoechea Uriarte, Jefe del Servicio de Neurología del Hospital Santigo de Vitoria, en su blog estos nuevos conceptos, aplicados a la fisioterapia, quedan explicados de una manera sencilla y amena.

Otro blog del cual soy una asidua es EDUPAIN, de la Sociedad Española de Fisioterapia y Dolor (SEFID )

Quería hacer un resumen de los distintos enlaces que podemos encontrar sobre dolor, pero pensándolo mejor seguro que había alguien antes que yo que había tenido esta idea, así que me puse a buscar por la red y……. Voilá!!!, os dejo el enlace: http://www.phisios.com/p/conociendo-el-dolor.html
 
Recordar, el dolor es siempre una respuesta del cerebro ante lo que cree que puede ser una amenaza.
 
 


 

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