Uno de los temas que me apasionan, desde que Cristina
Cimarras el año pasado nos recomendara el libro Explain Pain, de David Butler y Lorimer
Moseley, es el dolor. Durante el año pasado tuve varias ocasiones de
leer sobre este tema (de manera directa o indirecta), por ejemplo, en el
trabajo de psicosociales que teniamos que hacer una “especie” de revisión
sistemática, y pongo “especie” entre comillas, ya que todavía no entiendo de
que iba el trabajo, pues bien yo decidí hacerlo sobre el dolor y sus
componentes emocionales y cómo estos influyen en el dolor de los pacientes. Como
estos componentes emocionales (negativos o positivos), contribuyen en la actitud
que toma el paciente frente a la enfermedad y a la sensacion de dolor. Después, como a veces la suerte llama a
nuestra puerta, en el trabajo grupal de Bases, al grupo nos asignaron un artículo
sobre el dolor o mejor sobre el sufrimiento de los pacientes que padecen dolor:
Suffering:
the contributions of persistent pain. Es mejor invertir nuestro tiempo en
algo que nos gusta y ademas aprendiendo!!!, o no?.
Así que bajo estas circunstancias tenía muchas ganas de tener
la clase de Victor Domenech, sobre el Dolor, de la cual me surgieron muchas
dudas y por lo tanto otra incensante búsqueda de información al respecto, cuyo
final será como siempre, otra inmensa cantidad de dudas. Pero esto es lo que
me lleva a continuar leyendo y buscando.
Una premisa que debemos tener en cuenta es que ¡¡¡NADIE QUIERE
TENER DOLOR!!!
Nada más notarlo, ya estás pensando en librarte de él. Es
comprensible, ya que el dolor es desagradable. Pero precisamente el hecho de
que sea desagradable es lo que hace que el dolor sea algo tan efectivo y tan
esencial en la vida. El dolor protege, te avisa de que estás en peligro,
frecuentemente antes de que te lesiones o de que lo hagas gravemente. El dolor
hace que te muevas de manera diferente, que pienses y te comportes de forma
distinta, lo que también es vittal para la curación. El dolor es normalmente
algo realmente inteligente.
A veces el sistema del dolor parece que se comporta de forma
extraña, por ejemplo, puedes clavarte un clavo en el dedo y no darte cuenta de
ello hasta que ves la sangre en la zona lesionada. Otras veces, sin embargo, el
sistema del dolor falla – algunos tipos de cánceres malignos no son dolorosos,
por esta razón pueden desarrolllarse sin ser detectados hasta convertirse en
algo realmente serie.
Creemos que todas las experiencias de dolor son normales y
que son una respuesta excelente, aunque desagradable, frente a aquello que el
cerebro juzga como una situación en peligro. Pensamos que, aunque
exista algún problema en tus articulaciones, músculos, ligamentos, nervios,
sistema inmune o en cualquier otro sitio, no tendrás dolor a no ser que tu
cerebro piense que estás en peligro.
Exactamente de la misma manera que, aunque no exista en
abosluto ningún problema en tus tejidos corporales, nervios o sistema inmene,
sentirás dolor si tu cerebro piensa que estás en peligro.
¡¡¡Esto es
así de simple y de díficil al mismo tiempo!!!
Hay muchos mitos, malentendidos y miedos innecesarios en
relación con el dolor. La mayoría de la gente, incluidos muchos profesionales de la salud
no tienen una concepción actualizada del dolor. Intentaremos no
aumentar la tasa de esta lista, entender el dolor, nos ayuda a enfrentarnos a
él con eficacia. Existen dos aspectos importantes con respecto a explicar el
dolor: la fisiología del dolor puede ser fácilmente entendida y comprenderla
puede cambiar el modo de pensar sobre él, reduce su significado amenazante y ayuda
a su tratamiento.
El dolor de un esgince, el dolor postural, son simplemente dolores cotidianos que pueden relacionarse fácilmenete con cabios en los tejidos. el cerebro saca la conclusión de que los tejidos están en peligro y que es necesario hacer algo, que incluya conductas para ayudar a su curación. Una ventaja adicional es que recordar, el dolor te protegerá de caer dos veces en el mismo error.
Todos sabemos que el dolor puede ser una experiencia más
completa. La palabra “dolor” también se usa en relación al duelo, a la soledad
y a la sensación de que nadie te entiende.
¿Qué pasa con el dolor, cuando una pareja nos deja? este
dolor cargado de emociones nos ayuda a tener una visión más global para poder
comprender el dolor.
Todo dolor, de hecho ¿toda experiencia de dolor, incluye muchos pensamientos y
componentes emocionales!!!
Necesitamos el cerebro para realmente entender el dolor,
especilamente aquel dolor que persiste, se expande o es impredecible.
Necesitamos el cerebro para que nos ayude a entender por qué las emociones,
pensamientos, creencias y conductas son importantes en el dolor.
Si en este preciso instante tienes dolor, entonces no estás
solo. De hecho, a cualquier hora del día o de la noche, alrededor de un 20% de
la población muncial tiene un dolor que persiste más de 3 meses
Cuando el dolor persiste y tú sientes que está arruinando tú
vida, es difícil imaginar que pueda servir de algo útil. Pero incluso cuando
el dolor es crónico y horrible, duele porque el cerebro, de alguna manera, ha
llegado a la conclusión, por una u otra razón, normalmente de una forma
insconsciente, de que estás amenazado y en peligro. La clave es describir por
qué el cerebro a llegado a esta conclusión.
Todos conocemos por distintos relatos distinta historias
increibles sobre el dolor, la intensidad de dolor que experimentamos no está
relacionada directamente con la cantidad de daño que ha sufrido el tejido. Existen
historias de los tiempos de la guerra, seleccionaremos a un veterano de la
segunda guerra mundial al que le han hecho rutinariamente radiografías de
tórax. Las radiografías, muestra que una bala ha estado alojada en su cuello
durante 60 años sin que él lo supiera. Muchas historias hablan de soldados que
durante la guerra sufrieron una leve lesión grave, incluso perdieron totalmente
un miembro y que aún así refirieron poco o ningún dolor. Comentan que no
sintieron dolor, que fue como un golpe un puñetazo.
Sin embargo, en algunas
situaciones la proporción entre la gravedad de la lesión y la intensidad del
dolor, se da también a la inversa ¿qué pasa cuando uno se hace un corte con una
hoja de papel? La herida no es profunda, la lesión es pequeña pero, Joer!!! cómo duele!.
Parece increíble que algo así pueda dolor tanto.
El dolor lumbar y el de cabeza son los dolores más comunes en el ser
humano. En el dolor lumbar, la investigación ha mostrado que la cantidad de
daño en el disco y en el sistema nervioso raramente se relaciona con la intensidad
de dolor percibida por el paciente. De hecho, muchos de nosotros
tenemos protusiones discales e incluso nervios comprimidos que parecen muy
graves cuando se detectan, y sin embargo puede no haberse experimentado
previamente síntoma alguno.
Esto puede parecer un poco
inquietante, pero realmente debería traquilizarnos. Muchos de los cambios en los tejidos son simplemente una consecuencia
normal del hecho de estar vivo y no tienen por qué doler. Y lo
que es más importante, estos cambios no deben necesariamente impedir a nadie
llevar una vida funcional y activa. Es muy probable que cualquier radiografía
de la columna de un anciano muestre alteraciones que podrían ser descritas como
artrósicas o degenerativas, como puede ver en el yogui. Sin embargo siguen
funcionando perfectamente bien.
Los cambios en los tejidos son simplemente una consecuencia normal
del hecho de estar vivo y no tienen por qué dolor
En resumen, si no hay dolor,
significa que tu cerebro no interpreta estos cambios en los tejidos como una
amenaza, es el cerebro el que decide si algo duele o no el 100% de las veces, SIN
EXCEPCION!!!
Una cosa que tenemos que
tener siempre en cuenta es que el dolor tiene siempre asociado un contexto y a
esto me refiero, por ejemplo, una pequeña lesión del dedo índice provocará más
dolor en un violinista profesional que en un bailarín profesional. Esto pasa porque una lesión en el dedo representa una amenaza
mayor para el violinista.
El dolor emocional y el
dolor físico, son términos que se usan con frecuencia. A pesar de que mucha
gente quiere diferenciar estos dolores, el dolor de la lesión del tejido y la
angustia se procesan en el cerebro probablemente de una forma bastante similar.
Algunas experiencias de dolor implican lesión importante o enfermedad de los
tejidos, pero siempre existirá un contexto emocional que variará de una
situación a otra.
Por lo tanto se puede
considerar que la falta de conocimientos y de compresión de lo que está sucediendo,
de que es lo que te está pasando, de cuál es la causa de ese dolor
insoportable, actúa negativamente y crea sus propios estímulos y amplifica el
miedo, por lo tanto es un amplificador del dolor.
También sucede a la inversa.
Se sabe desde hace ya muchos años que cuanta más información tiene un paciente
sobre una investigación quirúrgica y conoce incluso que el dolor
post-operatorio es bastante normal, más se reduce la cantidad de analgésicos
requeridos tras la cirugía.
Sobre esto podemos
actuar, y debemos actuar, Víctor hizo hincapié en ello, se debe evitar vamos a
llamarlo “stress” del paciente al dolor y al motivo del mismo, informando, explicando,
educando, en el significado del dolor, en las fases del mismo y como es normal
que evolucione.
Existen varias características,
edad, genero, cultura, relacionados con el dolor, comenzamos atribuyendo
significado al dolor desde una edad muy temprana ¿os habéis fijado que cuando
los niños se hacen daño, con frecuencia miran a sus padres antes de chillar de
dolor? Los padres pueden “informar” a sus hijos del significado del estímulo
sensorial que éstos sienten, (los profesionales de la salud también deben
informar a los pacientes del significado de los estímulos sensoriales).
Diseminados por todo el
cuerpo hay millones de sensores, que pueden ser comparados a reporteros que
están constantemente inspeccionando áreas del mismo para detectar algún tipo de
actividad. Estos sensores se encuentran en las paredes y en las terminaciones
de las neuronas y tienen la capacidad de transportar información hasta la
médula espinal.
Los sensores pueden estar
bastante especializados. Algunos pueden reaccionar a fuerzas mecánicas, como un
pinchazo o presión. Otros reaccionara a cambios en la temperatura (T), tanto
calor como frío. Otros reaccionan a la presenciada cambios químicos, tanto de
fuera del cuerpo (ortigas, alérgenos), como de interior del cuerpo (sustancias
químicas liberadas por las células o transportadas por los fluidos corporales
ej/ acido láctico.
Cuando los sensores reaccionan
a un estímulo, como un ácido o un pellizco se abren de forma que partículas
cargadas positivamente del exterior de la neurona entran rápidamente en ella.
Esto desencadena un impulso eléctrico en la neurona.
La médula espinal recibe la
información “aumento de temperatura en mi área”, o “aumento de acidez en mi
área” o “peligro en mi área”, pero las complejas sensaciones de las que somos
conscientes, como corte, desgarro son generadas por la construcción que hace el
cerebro de los acontecimientos y están basadas en su evaluación de toda la
información disponible y no sólo de los mensajes de peligro.
El mensaje que se
envía a lo largo del nervio hasta que alcanza la médula espinal sólo dice
“peligro”. No dice “dolor”. De algún modo, la médula espinal y el cerebro
tienen que percibir y analizar estos estímulos y crear experiencias
significativas que pueden o no implicar dolor.
El cerebro se enfrenta al
desafío de construir una historia lo más racional posible, basándose para ello
en todas las informaciones que están llegando simultáneamente. El cerebro “evalúa
el mundo” y responde haciendo muchas cosas, como la de darte una percepción de
lo que está sucediendo. El dolor puede considerarse como una parte de la
respuesta generada por el cerebro a la información que le llega.
En los últimos diez años, la
tecnología ha permitido que los científicos fotografíen lo que acontece en el
cerebro cuando la gente experimenta cosas como el dolor.
Una de las cosas más
importantes que hemos aprendido es que en una experiencia de dolor están
implicadas simultáneamente muchas partes del cerebro. Aunque puede verse
patrones semejantes, las partes exactas y la cantidad de actividad varían de un
sujeto a otro e incluso en situaciones idénticas, en un mismo sujeto. Cada
experiencia de dolor es única.
Los mensajes del cerebro no
finalizan en el mismo. En un sistema dinámico lo que entra debe salir de alguna
forma. Como parte de la capacidad del cerebro para evaluar el mundo, este hace
sus propios juicios de valor, tanto de los estímulos de entrada como de las
respuestas. Cuando tienes frío, tu cerebro y tu cuerpo pueden reaccionar de
muchas maneras. Cuando estás en peligro, el cerebro pide ayuda a muchos sistemas
para librarte del problema. Estos sistemas están trabajando todo el tiempo. Los
ejemplos más obvios son: el sistema muscular, que te permite escapar,
entablillar una parte lesionada, esconderte o huir; y el sistema nervioso
simpático, que controla la sudoración y la distribución de la sangre.
Otros sistemas, como el
inmune y el endocrino trabajan silenciosamente pero con diligencia. Conjuntamente todos estos sistemas ayudan a
crear la experiencia del dolor, o la experiencia del movimiento o la
experiencia del estrés. Todos estos sistemas pueden ayudarte a librarte del
problema.
En una situación de amenaza
y especialmente durante el dolor, estos sistemas realmente trabajan duro para nosotros.
Hacen lo mejor que pueden por cortos periodos de tiempo. Durante el dolor, la
actividad de estos sistemas es como un corredor de velocidad que realiza un
alto nivel de actividad por un breve periodo de tiempo. Sin embargo, si tienes
dolor durante mucho tiempo, la actividad de estos sistemas empieza a causar
otros problemas; no se puede actuar como velocistas en una
maratón.
Sabemos que el dolor
persiste en muchos casos, aunque la lesión inicial haya tenido tiempo
suficiente para curarse.
En estas situaciones, el
cerebro concluye que la amenaza persiste y que necesitas toda la protección que
puedas conseguir. Existen muchas explicaciones. Muchas de ellas implican
cambios en el propio funcionamiento del sistema de alarma. Pueden existir
cambios en la periferia, en la médula espinal o en el cerebro.
Cuando los impulsos
provenientes de tejidos inflamados, cicatrizados, débiles o ácidos siguen
llegando a la sinapsis del asta dorsal o cuando las neuronas del cerebro
liberan sustancias químicas excitatorias, la neurona de la médula espinal se
adapta para hacer frente a esta demanda y lo hace siendo más eficiente enviando
mensajes de peligro hacia el cerebro. Esta adaptación se inicia en cuestión de
segundos nada más aumentar la demanda. A corto plazo, la neurona mensajera de peligro
aumenta su sensibilidad a las sustancias químicas excitatorias que le llegan.
Esto significa que las cosas que antes dolían, ahora duelen más. Esto fenómeno
se denomina HIPERALGESIA. También significa
que las cosas que antes no dolían ahora duelen. Esto se denomina ALODINIA
Los sensores cambian de
funcionamiento, de forma que cada vez que se abren se mantienen abiertos más
tiempo lo que permite que más partículas cargadas positivamente entren en la
neurona mensajera de peligro. Finalmente, la neurona mensajera en peligro,
aumenta la producción de sensores especialmente en sustancias químicas
excitadoras, incluyendo sensores que normalmente están “dormidos” hasta que se
les necesita. Es como si colocara una memoria de peligro en las mismas células.
Todos estos fenómenos modifican la sensibilidad de la neurona mensajera de peligro.
El aumento de la
sensibilidad en el sistema de alarma es, casi siempre, la característica
fundamental del dolor persistente. Recuerda que el dolor es normal, pero los
procesos que suyacen están alterados.
Gracias a la investigación
científica, ahora somos conscientes de que los procesos mentales son tan
potentes que pueden perpetuar una situación de dolor. Nosotros los llamáremos
los Lorimer y Butler, los denominan los “virus del pensamiento”. Algunos de los
más potentes virus del pensamiento, que son conocidos por su capacidad de
provocar y amplificar la experiencia del dolor. Todos los virus del pensamiento
son comunes en personas que sufren un dolor persistente y que no conocen la
fisiología del dolor. Esos pensamientos, frecuentemente son suficientes como
para llevarse directamente al precipicio.
Estos pensamientos pueden
ser: tengo un dolor, por tanto, algo malo le debe estar pasando a mi cuerpo. Voy
a quedarme en casa, no voy a salir ni a hacer nada, voy aislarme de todo. A
pesar que su impresionante aparato de TAC, no me encuentran nada, debe ser algo
bastante grave. Si podemos mandar a alguien a la luna ¿por qué nadie puede
solucionarme este dolor?. Tengo tanto miedo del dolor y de volverme a lesionar
la espalda que no voy a hacer nada. No voy a hacer nada hasta que se vaya el dolor.
Podemos decir que existe un
nuevo paradigma de contribución al tratamiento del dolor, es importante saber y
aprender más sobre cómo funciona el dolor y que factores deben de tener en
cuenta con el fin de poder "coger las riendas" y actuar de forma
activa en la mejora y la recuperación de los pacientes.
Uno de los blog de referencia (en español), es el
blog del Doctor Arturo Goicoechea Uriarte, Jefe del
Servicio de Neurología del Hospital Santigo de Vitoria, en su blog estos nuevos
conceptos, aplicados a la fisioterapia, quedan explicados de una manera
sencilla y amena.
Otro blog del
cual soy una asidua es EDUPAIN, de la Sociedad
Española de Fisioterapia y Dolor (SEFID
)
Quería hacer un resumen de
los distintos enlaces que podemos encontrar sobre dolor, pero pensándolo mejor
seguro que había alguien antes que yo que había tenido esta idea, así que me
puse a buscar por la red y……. Voilá!!!, os dejo el enlace: http://www.phisios.com/p/conociendo-el-dolor.html
Recordar, el dolor es siempre una respuesta del cerebro ante lo que cree que puede ser una amenaza.
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